La esencia se mueve
en el Espíritu Santo:
aroma que permanece,
brisa del sentimiento, que es manifiesta en el tiempo.
Fuerza irrefrenable,
por el espíritu percibida.
Comunión alabable,
que en el Señor nos auxilia.
Sanación espiritual,
llama de nuestro interior
anunciándote el poder sobre el mal,
que nos revela el amor.
Al pronunciar el nombre de Jesús,
se hace realidad el milagro:
inmensa luz,
en la que veremos al Mundo,arrepentido y converso en su regazo.
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