LA RUDIMENTARIA PERCEPCIÓN DE LA HUMANIDAD ES DIAMETRALMENTE CONTRARIA A LA PERFECTA Y UNIVERSAL MEDIDA DEL TODOPODEROSO SEÑOR Y SALVADOR JESUCRISTO

• La Biblia enseña: Amados, ésta es la segunda carta que os escribo, y en ambas despierto con exhortación vuestro limpio entendimiento,
• para que tengáis memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento del Señor y Salvador dado por vuestros apostoles; 
• sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias,
• y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación. 
• Éstos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste,
• por lo cual el mundo entonces pereció anegado en agua;
• pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos. 
• Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.
• El Señor no retarda su promesa, según algunos lo tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. 
• Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.
• Puesto que todas estas cosas serán deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir,
• esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán!
• Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. 
• Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz. 
• Oh mi Cristo, es indubitablemente tu Sagrada Palabra la que ha de ser consubstancial a nuestro pensamiento,
• porque en ella, oh Señor, se nos hacen manifiestas las eternas bendiciones;
• y es que, como séptica contraposición se nos advierte de las viles inmundicias,
• y tergiversando las igmominiosas hordas demoníacas toda bíblica promesa, como deriva de su pagana percepción. 
• El escarnizador paganismo se hace eco de una abyecta impostura, con sus falsarias doctrinas de sordidez execrable;
• no teniendo en cuenta, que toda profecia del Omnipotente, se cumple de manera exacta.
• Y sólo el fuego del juicio final, será el que asole a los pecadores empedernidos.
• Concernidos estamos tus auténticos siervos, oh Sumo Redentor, que Tú habitas la eternidad en una luz inaccesible, y jamás será perceptible por el obscurantismo de la humana estulticia. 
• Porque toda la gloria del Todopoderoso Señor y Salvador se manifiesta excelsa, en el que en Él se gloría sin ningun impedimento. 
• Pero en el día postrero, el Rey de reyes y Señor de señores sin previo aviso, derramará fuego del cielo, para arrasar a las  impías almas. 
• Ya no cabe mas desolación en las advertencias del gran Dios, ¡sed piadosos ante tan horrendo fin,
• perseverad como discipulos consagrados; y seréis ovejas salvas, separadas de los inicuos cabritos que en la obscuridad del abismo permanecerán!
• Y las almas en santidad morarán en el paraíso, para ver la faz de Jesucristo en aquel glorioso día.
• Es la Iglesia del Soberano Señor Jesucristo, sin arruga y sin mancha, la única que hará morada con Él en la eternidad. 
•          Paz de Cristo