Inexistente tiempo en Cristo.
Los años son nuestro referente inasumible.
En el Espiritu,
el tiempo se viste con un atuendo inexorable.
Oh Cristo Jesús, asirse a los años,
nos devuelve a una añoranza contradictoria.
El alma vivirá por los siglos,
si creemos, oh Señor, en tu morada de eterna victoria.
Oh Señor Jesucristo, por ti fui formado
en el vientre de mi madre.
Y me has santificado,
con tu bendita sangre.
Oh Rey de reyes, de tu linaje,
me has dado herencia.
Porque tu misericordia es para siempre,
en el eterno Evangelio, de santa excelencia.
Oh Salvador, Tú paraste el tiempo,
con la Sagrada Escritura.
Nada permanece fuera de lo eterno.
Y por ser nueva criatura,
viviré adorándote, oh Señor, en tu universal templo.
Oh Redentor, el milagro de los milagros,
es tu prodigiosa creación.
Por tu Palabra, hemos sido impactados,
al haber tomado el control inverosímil, del precioso tiempo de nuestro inefable corazón.
Paz de Cristo
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