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domingo, 11 de noviembre de 2018

OH CRISTO, TU LUZ REDIMIÓ A LA OBSCURIDAD

Oh Cristo, la luz de tu Espíritu Santo, 
se derramó el día de Pentecostes. 
Y en el aposento alto,
las lenguas de fuego se posaron, para revestirnos de sobrenaturales poderes.

Oh Cristo Jesús, redimiste a los pecadores,
presos en su obscuridad.
Frente a sus hirientes latigazos y los vituperios escarnecedores, 
Tú, oh Señor, les ofrendaste tu vida en crucifixión de eternidad.

Oh Señor Jesucristo, el resplandor de tu resurreccion,
a los confines del universo dio luz.
Y transformó las tinieblas del corazón,
en ríos de agua viva que creyeron en el Nombre de Jesús.

Oh Rey de reyes, en tu presencia;
de gracia, sentimos nuestra alma rebosar. 
Luz de eterna excelencia, 
Oh Señor de la gloria, es el sentimiento de poderte amar.

Oh Señor de señores, en el firmamento brillan las estrellas;
porque Tú les diste luz. 
Buscamos la salvación, oh Sumo Hacedor, en tus sagradas huellas, 
que se hicieron visibles por la redención de tu santísima sangre derramada, hasta la muerte, y muerte de cruz. 
                             Paz de Cristo 


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