Nuestro tiempo es efímero.
Oh Cristo, clamamos a tu eterna salvación.
La gloria del tiempo postrero,
aboca al alma a regocijarse en santa adoración.
Oh Cristo Jesús, Tú nos visitaste antes de ayer,
en el bíblico tiempo.
El apremio de creer,
lo proclama incesantemente el cielo.
Con desvelo hemos de orar,
al Señor Todopoderoso.
Porque el Verbo se hizo carne;
y a Él nada más has de adorar,
en tu exiguo tiempo.
Inexorable por intangible es el tiempo;
no podemos asir ni un segundo.
Demos gracias al Fundamento,
que escogió a su Iglesia amada,
para a la gloria arrebatarla, de la iniquidad del mundo.
No descuides tu altar,
vives los últimos compases del tiempo que te ha dado nuestro Señor Jesucristo.
Ya solo te resta amar,
para ser salvo en el Santo Espíritu.
Paz de Cristo
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