Incierto destino, sin Cristo,
en el mar tempestuoso de la vida.
Con el corazón a la deriva, y entenebrecido;
ausentes de la verdad, por el Señor bendecida.
Coordenada con rumbo al cielo,
timón de firme travesía:
llegar a la Gloria del Señor Eterno,
es el anhelo del alma mía.
Pura es el agua,
que emana de Cristo
en su Eterna Palabra;
y limpia quedará tu alma, con la gracia de su pensamiento.
Dios nos escoge ,
sin merito.
Un día acontece;
y tu corazón es cautivado, por el Espíritu Santo de Cristo.
Revestidos en la verdad de Jesucristo:
caminamos por el glorioso misterio,
que es revelación de lo eterno,
y salvación en el Texto Sagrado del Evangelio.
Amén.¡Aleluya!
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