Observado eres por Cristo,
cada segundo de tu vida;
y ante todo lo destruido,
el tiende su santa mano, que edifica.
Ahonda en el pensamiento de Cristo;
y sopesa en su balanza de santidad,
la naturaleza del hecho,
que te abrirá o cerrará la eternidad.
No hay nada que supere
el poder espiritual.
Tu existencia la envilece
el lenguaje material.
Gloria al Nombre de Jesús.
Yermo era el paisaje;
y fue abitado por su luz,
que perpetua el santo linaje.
Gracias Señor, por ser mi norte.
Cristo es el firme timón;
ya no navegas a tu suerte,
sino en su poderoso corazón.
Amén.¡Aleluya!
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