- Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.
- Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado.
- Oh mi Cristo, el que en su espíritu ha recibido tu gloria;
- insoslayablemente ha de ser un probo heraldo.
- Tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar.
- tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar;
- tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar.
- Oh Cristo Jesús, en tu majestuoso nombre siempre me habré de gloriar.
- Y en justicia he de obrar;
- sin embargo, al ser humano nunca le tendré carencia de amar.
- Tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar;
- tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar;
- tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.
- Oh Cristo Altísimo, ¿habrá alguien qué no anhele postrarse a tus pies para poderte adorar?
- Pero el que no tiene fe, oh Señor, tampoco te podrá amar;
- y por lo mismo, no obrará en santidad.
- ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?
- Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él.
- Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin
- Oh gran Dios, Tú has bendecido a la Iglesia santa;
- a la que tiene inusitada fe.
- Y ha entendido, oh Rey de reyes, que Tú eres el que guarda su eterno devenir.
- Paz de Cristo
viernes, 1 de marzo de 2024
ECLESIASTÉS 3:1,2 EN CRISTO
jueves, 29 de febrero de 2024
ECLESIASTÉS 2:18,19 EN CRISTO
- Asimismo aborrecí todo mi trabajo que había hecho debajo del sol, el cual tendré que dejar a otro que vendrá despues de mí.
- Y¿quién sabe si será sabio o necio el que se enseñoreará de todo mi trabajo en que yo me afané y en que ocupé debajo del sol mi sabiduría? Eso también es vanidad.
- Oh mi Cristo, el que perseverare hasta el fin,
- habrá interiorizado de facto la verdad.
- Volvió, por tanto, a desesperanzarse mi corazón acerca de todo el trabajo en que me afané, y en que había ocupado debajo del sol la sabiduría.
- ¡Que el hombre trabaje con sabiduría, y con ciencia y con rectitud, y que haya de dar su hacienda a hombre que nunca trabajó en ello! También es esto vanidad y mal grande.
- Oh Cristo Jesús, el que en tu santo nombre se gloría,
- justo será con el que la espada blande.
- Porque ¿qué tiene el hombre de todo su trabajo, y de la fatiga de su corazón, con que se afana debajo del sol.
- Porque todos sus días no son sino dolores, y sus trabajos molestias; aun de noche su corazón no reposa. Esto también es vanidad.
- Oh Hijo del Hombre, quien se encamina hacia el seol,
- no ha conocido la santísima verdad.
- No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo. También he visto que esto es de la mano de Dios.
- Porque ¿quién comerá, y quien se cuidará, mejor que yo.
- Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo; mas al pecador da el trabajo de recoger y amontonar, para darlo al que agrada a Dios. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.
- Oh Sumo Hacedor, son tus fervientes siervos consagrados,
- los que de todo su corazón,
- testifican en memoria del único Dios manifestado en carne el Omnipotente Señor y Salvador Jesucristo.
- Paz de Cristo
ECLESIASTÉS 2:10,11 EN CRISTO
- No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y ésta fue mi parte de toda mi faena.
- Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.
- Oh mi Cristo, Tú consumaste en la cruz del Calvario la obra de redención perfecta.
- Y el que, hasta el día postrero se haya sometido a tu Sagrada Palabra,
- evitará caer en las profundidades del Seol.
- Después volví yo a mirar para ver la sabiduría y los desvarío y la necedad; porque ¿qué podrá hacer el hombre que venga después del rey? Nada, sino lo que ya ha sido hecho.
- Y he visto que la sabiduría sobrepasa a la necedad, como la luz a las tinieblas.
- Oh Fiel y Verdadero,
- en tu glorioso nombre, hemos de administrar espiritualmente las prestadas fuerzas.
- El sabio tiene sus ojos en su cabeza, mas el necio anda en tinieblas; pero también entendí yo que en un mismo suceso acontecerá al uno como al otro.
- Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al necio, ne sucederá también a mí. ¿Para qué, pues, he trabajado hasta ahora para hacerme más sabio? Y dije en mi corazón, que también esto era vanidad.
- Oh Sumo Alfarero,
- es en tu rueda sagrada, donde revistes al vaso nuevo de la piadosa verdad.
- Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el sabio como el necio.
- Aborrecí, por tanto, la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu.
- Oh gran Yo Soy del universo,
- Tú eres el Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo.
- Paz de Cristo
ECLESIASTÉS 2:1,2 EN CRISTO
- Dije yo en mi corazón: Ven ahora te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad.
- A la risa dije: Enloqueces; y al placer: ¿De qué sirve esto?
- Oh mi Cristo, el frontispicio de lo espiritual es la santidad;
- pero lo transcendente es interiorizar el proceso.
- Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con retención de la necedad, hasta ver cual fuese el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparon debajo del cielo todos los días se su vida.
- Engrandecí mis obras, edifiqué para mí casas, planté para mí viñas;
- me hice huertos y jardines, y plante en ellos árboles de todo fruto.
- Oh Cristo Jesús, tu grandiosa humildad, aun para un sinnumero de conversos pasa desapercibida.
- Y es que, priman las mundanas vicisitudes malignas,
- para pender del abismo más profundo.
- Me hice estanques de agua, para regar de ellos el bosque donde crecían los árboles.
- Compre siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en casa; también tuve posesión grande de vacas y de ovejas, más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén.
- Oh Rey de reyes,
- tus genuinos siervos sabemos qu Tú eres el Amén.
- Me amontoné también plata y oro, y tesoros preciados de reyes y de provincias; me hice de cantores y cantoras, de los deleites de los hijos de los hombres, y de toda clase de instrumentos de música.
- Y fui engrandecido y aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; a más de esto, conservé conmigo la sabiduría.
- Oh Santo de Israel, en tu celestial y sublime gracia,
- ¿algún ser humano con máxima pureza se gloría?
- Paz de Cristo
ECLESIASTÉS 1:12,13 EN CRISTO
- Yo el Predicador fui Rey sobre Israel en Jerusalén.
- Y di mi corazón a inquirir y a buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo; este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres, para que se ocupen en él.
- Oh mi Cristo, de tu Sagrada Palabra, los seres humanos escasamente saben; porque nunca ha visitado el glorioso Edén.
- Y lo que les da un espiritual valor añadido es la fe.
- Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de Espíritu.
- Lo torcido no se puede enderezar, y lo incompleto no puede contarse.
- Oh Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo,
- es en la revelación de la Sagrada Escritura, donde la fidelidad del alma ha de asirse.
- Hablé yo en mi corazón, diciendo: He aquí yo me he engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y ciencia.
- Y dediqué mi corazón a conocer la sabiduría, y también a entender las locuras y los desvaríos; conocí que aun esto era aflicción de espíritu.
- Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quién añade ciencia, añade dolor.
- Oh Hijo del Hombre, tuya es la gracia de universal excelencia.
- Y es en el texto bíblico,
- donde muestras que eres el único Dios y Sumo Hacedor.
- Paz de Cristo
ECLESIASTÉS 1:1,2 EN CRISTO
- Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén.
- Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; Vanidad de vanidades, todo es vanidad.
- Oh mi Cristo, los que por tus espirituales ojos ven,
- han interiorizado tu majestuosa santidad.
- ¿Qué provecho tiene el hombre en todo su trabajo con que se afana debajo del sol?
- Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece.
- Oh Santo, Tú viniste a darnos el bíblico conocimiento, para no caer en las garras del Seol.
- Y llenarnos de la gloria, que de tu bendito nombre subyace.
- Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta.
- El viento tira hacia el sur, y rodea el norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo.
- Oh Alfa y Omega, tan prodigioso elemento lo propicia tu creación excelsa.
- Y es que, lo imperecedero, oh Señor, nunca parece viejo.
- Todas las cosas son fatigoso más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír.
- ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol.
- ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido.
- No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después.
- Oh Cristo Altísimo, únicamente será salvo el que persevere hasta el fin.
- Porque desde antes de la fundación del mundo, oh Eterno, tus siervos escogidos, bienaventurados son.
- Sin embargo, Omnipotente Salvador, sólo tu sagrada balanza, dicta sentencia del perfecto juicio,
- a los profanos que nunca bendijeron tu universal y excelso poder.
- Paz de Cristo
CANTAR DE LOS CANTARES 8:9,10 EN CRISTO
- Si ella es muro, edificaremos sobre él un palacio de plata; si fuere puerta, la guarnicionaremos con tablas de cedro.
- Yo soy muro, y mis pechos como torres, desde que fui en sus ojos como la que haya paz.
- Oh mi Cristo, nadie traspasara el umbral del cielo,
- que no haya sido oidor y hacedor de la perfecta y única verdad.
- Salomón tuvo una viña en Baal-hamón, la cual entregó a guardas, cada uno de los cuales debía traer mil monedas de plata por su fruto.
- Mi viña, que es mía, está delante de mí; las mil serán tuyas, oh Salomón, y doscientas para los que guardan su fruto.
- Oh Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo,
- no creer en tu gloria, es el más abominable e ignominioso insulto.
- Oh, tú que habitas en los huertos, los compañeros escuchan tu voz; házmela oír.
- Apresúrate, amado mío, y sé semejante al corzo, o al cervatillo, sobre las montañas de los aromas.
- Oh Alfa y Omega, Tú eres el primero y el último, el principio y el fin.
- Sé Tú, oh gran Yo Soy, el que nos guardes en tus eternas e inexpugnables moradas.
- Paz de Cristo
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