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jueves, 29 de febrero de 2024

ECLESIASTÉS 2:10,11 EN CRISTO

  •  No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y ésta fue mi parte de toda mi faena.
  • Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol. 
  • Oh mi Cristo, Tú consumaste en la cruz del Calvario la obra de redención perfecta.
  • Y el que, hasta el día postrero se haya sometido a tu Sagrada Palabra, 
  • evitará caer en las profundidades del Seol.

  • Después volví yo a mirar para ver la sabiduría y los desvarío y la necedad; porque ¿qué podrá hacer el hombre que venga después del rey? Nada, sino lo que ya ha sido hecho.
  • Y he visto que la sabiduría sobrepasa a la necedad, como la luz a las tinieblas. 
  • Oh Fiel y Verdadero, 
  • en tu glorioso nombre, hemos de administrar espiritualmente las prestadas fuerzas. 

  • El sabio tiene sus ojos en su cabeza, mas el necio anda en tinieblas; pero también entendí yo que en un mismo suceso acontecerá al uno como al otro. 
  • Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al necio, ne sucederá también a mí. ¿Para qué, pues, he trabajado hasta ahora para hacerme más sabio? Y dije en mi corazón, que también esto era vanidad. 
  • Oh Sumo Alfarero, 
  • es en tu rueda sagrada, donde revistes al vaso nuevo de la piadosa verdad.

  • Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el sabio como el necio.
  • Aborrecí, por tanto, la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu. 
  • Oh gran Yo Soy del universo, 
  • Tú eres el Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo.
  •           Paz de Cristo 

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