- Yo vine a mi huerto, oh hermana, esposa mía; he recogido mi mirra y mis aromas; he comido mi panal y mi miel, mi vino y mi leche he bebido. Comed, amigos; bebed en abundancia,
- oh amados.
- Yo dormía, pero mi corazón velaba. Es la voz de mi amado que llama: Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mia, perfecta mía, porque mi cabeza está llena de rocío, mis cabellos de las gotas de la noche.
- Oh mi Cristo, Tú has escogido a los siervos bienaventurados;
- son los que anduvieron la angosta senda, sin hacer ningún reproche.
- Me he desnudado de mi ropa; ¿cómo me he de vestir? He lavado mis pies; ¿cómo los he de ensuciar?
- Mi amado metió su mano por la ventanilla, y mi corazón se conmovió dentro de mí.
- Oh Cristo Jesús, mi gran anhelo es amar,
- como Tú nos amaste al fin.
- Yo me levanté para abrir a mi amado, y mis manos gotearon mirra, y mis dedos mirra, que corría sobre la manecilla del cerrojo.
- Abrí yo a mi amado; pero mi amado se había ido, había ya pasado; y tras su hablar salió mi alma. Lo busqué, y no lo hallé; lo llamé, y no me respondió.
- Oh Santo de Israel, los siervos que tuvieron la inercia de un espíritu veleidoso;
- nunca pudieron reconocer que tu misericordia existió.
- Me hallaron los guardas que rondan la ciudad; me golpearon, me hirieron; me quitaron mi manto de encima los guardas de los muros.
- Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, si halláis a mi amado, que le hagáis saber que estoy enferma de amor.
- Oh Cristo Altísimo, sólo a tus probos discípulos,
- los revestirás de glorioso candor.
- Paz de Cristo
miércoles, 28 de febrero de 2024
CANTAR DE LOS CANTARES 5:1,2 EN CRISTO
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