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jueves, 29 de febrero de 2024

ECLESIASTÉS 1:1,2 EN CRISTO

  • Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén. 
  • Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; Vanidad de vanidades, todo es vanidad.
  • Oh mi Cristo, los que por tus espirituales ojos ven,
  • han interiorizado tu majestuosa santidad.

  • ¿Qué provecho tiene el hombre en todo su trabajo con que se afana debajo del sol?
  • Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece.
  • Oh Santo, Tú viniste a darnos el bíblico conocimiento, para no caer en las garras del Seol.
  • Y llenarnos de la gloria, que de tu bendito nombre subyace. 

  • Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta. 
  • El viento tira hacia el sur, y rodea el norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo.
  • Oh Alfa y Omega, tan  prodigioso elemento lo propicia tu creación excelsa.
  • Y es que, lo imperecedero, oh Señor, nunca parece viejo.

  • Todas las cosas son fatigoso más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír. 
  • ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol.
  • ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido. 
  • No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después.
  • Oh Cristo Altísimo, únicamente será salvo el que persevere hasta el fin.
  • Porque desde antes de la fundación del mundo, oh Eterno, tus siervos escogidos, bienaventurados son.
  • Sin embargo, Omnipotente Salvador, sólo tu sagrada balanza, dicta sentencia del perfecto juicio,
  • a los profanos que nunca bendijeron tu universal y excelso poder.
  •             Paz de Cristo 

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