- Oh mi Cristo,
- en tu gloriosa bendición,
- revierte el extremo gozo,
- de la prodigiosa e inmarcesible unción.
- Oh Santo de Israel,
- a tus verdaderos heraldos el profano ha de emular.
- Porque en la Cristocéntrica fe,
- han de raer el errático pecar.
- Oh Sumo Alfarero,
- para erradicar la ignominiosa perversión,
- la sobrenatural rueda te ha de convertir en un vaso nuevo,
- al ofrendarte de gracia las alas de la salvación.
- Oh Cristo Altísimo,
- es tu presencia,
- la que permanece día y noche en el Lugar Santísimo,
- para que el auténtico discípulo discurra por la angosta senda de excelencia.
- Oh Cristo Jesús,
- nada nos hará más perfectos,
- que el resplandor de tu excelsa luz,
- para ver meridianamente la estela de los radiantes e inconmensurables cielos.
- Paz de Cristo
lunes, 12 de febrero de 2024
PRIMORDIAL ES NO PERDER LA SUBLIME BENDICIÓN EN CRISTO
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