- Oh mi Cristo,
- el idólatra del obscurantismo ancestral;
- no tiene la inercia en su espíritu,
- para ser persuadido por el candor de los pasos del camino celestial.
- Oh Rey de la gloria,
- sólo el que se rinde a tus benditos pies,
- puede testificar de que Tú, oh Omnipotente, le sustentan para la final victoria,
- con tus prodigiosos mimbres.
- Oh Santo de Israel,
- ¿quién ha creído que Tú eres el Cordero inmolado?
- Porque, oh Señor, por tu omnisciencia reconocerías al siervo que profesa el don de la fe,
- porque de gracia le has hecho bienaventurado.
- Oh Hijo del Hombre,
- por tus inconmensurables misericordias,
- nos has revelado tu majestuoso nombre;
- revistiéndonos con la áurea pureza de tus celestiales dádivas.
- Oh Eterno,
- nada obscurecerá mi corazón;
- después de haber descubierto el glorioso cielo,
- de tu majestuoso perdón.
- Paz de Cristo
martes, 13 de febrero de 2024
VETARÉ AL SÉPTICO QUE ME MUESTRE EL SÍNDROME DEL OBSCURANTISMO, OH TODOPODEROSO SEÑOR Y SALVADOR JESUCRISTO
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