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jueves, 29 de febrero de 2024

CANTAR DE LOS CANTARES 8:1,2 EN CRISTO

  • ¡Oh, si tú fueras como un hermano mío que mamó los pechos de mi madre! Entonces, hallándote fuera, te besaría, y no me menospreciarían.
  • Yo te llevaría, te metería en casa de mi madre; tú me enseñarías, y yo te haría beber vino adobado del mosto de mis granadas.
  • Oh mi Cristo, todas las almas que en tu majestuoso nombre se glorían,
  • serán por tu excelsa diestra santificadas.

  • Su izquierda esté debajo de mi cabeza, y su derecha me abrace.
  • Os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, que no despertéis ni hagáis velar al amor, hasta que quiera. 
  • Oh Cristo Jesús, lo que del corazón de tus santos siervos subyace,
  • es la verdadera esperanza de paz   eterna.

  • ¿Quién es ésta que sube del desierto, recostada sobre su amado? Debajo de un manzano te desperté; allí tuvo tu madre dolores, allí tubo dolores la que te dio a luz.
  • Pónmelo como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; porque fuerte es como la muerte el amor; duros como el Seol los celos; sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama.
  • Oh Cristo Alísimo, de tu celestial plenitud, 
  • recibe piadosa provisión el alma.

  • Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, de cierto lo menospreciarían.
  • Tenemos una pequeña hermana, que no tiene pechos; ¿Qué haremos a nuestra hermana cuando de ella se hablare?
  • Oh Rey de reyes, todas las almas del mundo de tu gloria serían; 
  • si con fervor, un probo heraldo, sin desmayo les predicare.
  •         Paz de Cristo        

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