La sabiduría acontece en Cristo,
el propósito de vida se sustenta en el Señor:
Él dicta el veredicto,
que es cómplice del amor.
La instrucción está en su Llaga Santa,
en el corazón sentimos quebrantamiento,
momento sublime es su presencia,
bendito encuentro con lo eterno.
La inmensidad conmueve el alma,
y ves la dificultad del ser humano,
que espiritualmente la compasión clama,
para llegar a ser salvo.
El Señor oye al inconverso
el grito desgarrador,
y la mano santa le tiende el Poderoso,
llenándole de la sabiduría que permanece en el amor.
Amén.
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