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martes, 1 de octubre de 2024

DESPEJA TODAS TUS INCÓGNITAS EN CRISTO

  • La Biblia enseña: Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino.
  • Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. Él les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré. 
  • Ocho días después, estaban otra vez sus discipulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. 
  • Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. 
  • Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!
  • Jesús le dijo: Porque has visto, Tomás, creiste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.
  • Oh mi Cristo, al que cree en tu santo nombre, nada le sería oposición, si de tu gracia recibiere en ese momento mismo. 
  • Sin embargo, nada le sería suficiente al que el hecho no viere.
  • Pero ante la consumada verdad de Cristo Jesús, la duda sólo incumbe a los siervos ignominiosos.
  • Ante su sagrada verdad, el Sumo Redentor, quiso dejar constancia plena, de que su resurrección fue irrefutable celestialmente. 
  • Y ante tan sublime circunstancia, hubo de enmudecer el paganismo impío. 
  • Oh Soberano Señor Jesucristo, tu muerte, sepultura y resurrección fueron taxativamente veraces. Y la gloria es, oh Santo de Israel, para los que de tu fuente de vida bebieron.
  •           Paz de Cristo 

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