- La Biblia enseña: Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como el vidrio.
- Y no vi en ella templo; porque el Señor Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero.
- La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.
- Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella.
- Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche.
- Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella.
- No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.
- Oh mi Cristo, Tú eres la eternidad; y su providencial color emana de la faz santa del Todopoderoso Dios único.
- Y toda la creación universal, oh Sumo Hacedor, es obra del que es principio y fin, último y primero.
- Porque sólo la gracia, oh Omnipotente Redentor, brilla en tu ubicua e infinita presencia.
- Tu gozo, oh Señor, es nuestra fortaleza.
- Y es que, todo reproche,
- oh Cordero inmolado, con tu muerte, sepultura y resurrección, raiste del alma séptica.
- Pero el umbral de tu excelsa gloria lo traspasará, oh Soberano Señor Jesucristo, el que con espiritual adoración se rinda a tus santísimos pies en el día postrero.
- Paz de Cristo
martes, 1 de octubre de 2024
ENSÉÑANOS EL COLOR DE LA ETERNIDAD, OH CRISTO
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