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lunes, 14 de octubre de 2024

LA DISPLICENCIA DEL SER HUMANO NO TIENE LIMITES, OH CRISTO

  • La Biblia enseña: Anunciad esto en la casa de Jacob, y haced que esto se oiga en Judá, diciendo: 
  • Oid ahora esto, pueblo necio y sin corazón, que tiene ojos y no ve, que tiene oídos y no oye.
  • ¿A mí no me temeréis? dice Jehová. ¿No os amedrentaréis ante mí, que puse arena por término al mar, por ordenación eterna la cual no quebrantará? Se levantarán tempestades, mas no prevalecerán; bramarán sus ondas, mas no lo pasarán. 
  • No obstante, este pueblo tiene corazón falso y rebelde; se apartaron y se fueron.
  • Y no dijeron en su corazón: Temamos ahora a Jehová Dios nuestro, que da lluvia temprana y tardía en su tiempo, y nos guarda los tiempos establecidos de la siega.
  • Vuestras iniquidades han estorbando estas cosas, y vuestros pecados apartaron de vosotros el bien.
  • Oh mi Cristo, de la Sagrada Palabra, tu pueblo siempre se anduvo escondiendo.
  • Y es que, su agravio es de una inoperancia insolente. 
  • Sin embargo, el mar se muestra cautivo, de lo que imperativamente sus ondas no desharán.
  • Y es que, oh Señor, los idólatras de su impostura no se arrepintieron. 
  • Pero de tus bendiciones, oh Santo de Israel, los vilmente empedernidos no tuvieron queja;
  • mas de su desarraigo y displicencia, nunca hicieron desdén. 
  •          Paz de Cristo 

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