El alma desdibujada,
es del mundo la norma.
Para su gloria, oh hermana, Dios te hizo bienaventurada;
con la delicadeza de una perfecta rosa.
En Cristo, el corazón guarda la belleza,
que es provisión de la gracia.
Solo en el Espíritu es visible la pureza,
que en tu existir, amada hermana, derramó la sagrada dádiva.
Mi hermana Norma, en tu mirada de esperanza,
se enseñorea un horizonte de eternidad.
Haz que la luz de Jesucristo, en cada aurora de tu alma renazca,
para tener el santo privilegio de estar en la verdad.
Paz de Cristo
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