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martes, 25 de diciembre de 2018

LA TIBIEZA DE CORAZÓN, ANATEMA EN CRISTO

Oh Cristo, a los tibios los vomitarás de tu boca;
porque nunca creyeron en tu Palabra.
La fe es el santísimo lugar de la  certeza, 
en la convicción del que a Dios ama.

Oh Señor Jesús, no hay otro Nombre dado a los hombres, 
en el que se pueda ser salvo.
Del Espíritu son las sobrenaturales razones,
que convirtieron al impío en santo.

Asume sin dobleces,
que Cristo Jesús, es tu Señor y Salvador.
No seas presa de los espíritus engañadores. 
Y da el sí al Amén, que es de tu alma el Redimidor.

Oh Cordero inmolado, el gozo de tu redención, justificación y reconciliación
es nuestra fortaleza. 
El majestuoso perdón,
se lo concediste a toda la humanidad, en tu execrable sacrificio en la cruz de inconmensurable vileza.

Oh Rey de la gloria, al tercer día, 
en tu sepultura aconteció el excelso milagro.
El Espíritu de resurrección dio vida eterna a tu sagrada memoria;
y fuero salvas todas las almas que creyeron en tu santuario.
                    Paz de Cristo 






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