Oh Cristo, para tu gloria es cada milagro,
que se hace visible en la creación.
Del eterno taumaturgo,
tú eres su consumada perfección.
Oh Cristo Jesús, transcendental es en el ser humano,
tu simpar prodigio.
En converso revistes al profano,
cuando es hacedor del Evangelio.
Oh Señor Jesucristo, la fe
sin obras es muerta.
Lo que no se veía, fue manifiesto en lo que se ve,
para refrendo de tu enesima magnificencia.
Oh Sumo Hacedor,
las tinajas mandaste llenar de agua.
Y Tú, excelso Creador,
transformaste su gestación, en la atemporal sangre consagrada del nuevo pacto de la gracia.
Oh Redentor, tu inmolado sacrificio nos sanó el alma,
en la cruz del Calvario.
Ama al que más te ama,
y te guardará en su celestial santuario.
Paz de Cristo
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