- De lo profundo, oh Jehová, a ti clamo.
- Señor, oye mi voz; estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica.
- Jehová, si mirares a los pecados, ¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse?
- Pero en ti hay perdón, para que seas reverenciado.
- Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; en su palabra he esperado.
- Mi alma espera a Jehová más que los centinelas de la mañana, más que los vigilantes de la montaña.
- Espere Israel a Jehová, porque en Jehová hay misericordia, y abundante redención con él;
- y él redimirá a Israel de todos sus pecados.
- Oh mi Cristo, el incienso de tu gloria, subyace de las oraciones del siervo genuinamente santo.
- Tú conoces, oh Sumo Redentor, las incesantes plegarias, del que postrado a tus santísimos pies, te adora con una espiritualidad salvífica.
- Oh Santo de Israel, ante la obscenidad de los malvados; ¿piensa salvar su alma el séptico irreverente?
- Sin embargo, oh Señor, en tu universal redención; cuenta con la bendita gracia, el impío que arrepintiendose creyere en Cristo Jesús, y en su glorioso nombre fuere bautizado.
- Y por ser celoso hacedor de la Sagrada Palabra, a la postre fue santificado.
- Y derramaste de tu Santo Espíritu, para revestir de gracia a toda alma quebrantada.
- Es el remanente de Israel, el que perseverará hasta el día postrero, con la más fervientes e indisoluble fe;
- porque al ser tus fieles adoradores, con la eterna salvación serán glorificados.
- Paz de Cristo
domingo, 4 de mayo de 2025
SALMO 130 EN CRISTO
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