DESHAZ LA TINIEBLA DEL MUNDO, Y DEJA ENTRAR LA LUZ INACCESIBLE DEL TODOPODEROSO SEÑOR Y SALVADOR JESUCRISTO

• La Biblia enseña: ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?
• Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 
• Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.
• ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. 
• ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?
• Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. 
• Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. 
• Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. 
• Afligios, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. 
• Humillaos delante del Señor, y él os exaltará. 
• Oh mi Cristo, el falto de mansedumbre, no se coronará entre tus heraldos gloriosos. 
• La séptica e inmunda controversia se resquebraja por los cimientos, al no poder consumar su Cristocéntrico fin.
• Porque la petición se consolida en el tiempo de Cristo Jesús; pero jamás en vuestras impías veleidades. 
• Los que se jactan de emular los hechos obscenos; no podrán nunca agradar al Omnipotente, sino que irán en pos de los infernales abismos.
• Vivir en el Espíritu, oh Señor, faculta a tu auténtico siervo en ser perseverante.
• Los soberbios se delatan en su caminar errático; sin embargo de gracia, oh Santo, al humilde lo revistes.
• La fe en el Altísimo, es tu mayor provisión, en la que ha lugar sus prodigiosos milagros. 
• El ser de inconmensurable pureza, busca sin desmayo el rostro del Rey de reyes. 
• En el quebrantamiento de espíritu, se ve la misericordia del Sumo Redentor, al asumir que eres polvo por tu contrición manifiesta. 
• El Rey de la gloria, con su piadosa diestra, al que a sus santisimos pies se humille, indubitablemente le socorrerá.
•           Paz de Cristo