- La sabiduría edificó su casa, labró sus siete columnas.
- Mató sus víctimas, mezcló su vino, y puso su mesa.
- Envió sus criadas; sobre lo más alto de la ciudad clamó.
- Oh mi Cristo, sólo tus glorias proveen a las almas dignas.
- Porque el genuino heraldo, siempre tendrá fe en la bíblica promesa.
- Y es que, al seguidor del Altísimo, la santidad Cristocéntrica de todo mal le preservó.
- Paz de Cristo

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