En nuestra necedad
el ego nos gobierna:
intrínseca maldad,
que nos hace cumplir pena.
Oscuridad en nuestros actos
disfrazados del diablo,
espíritu de harapos
vil y endiosado.
Todo cobra vida:
en el pensamiento hay claridad,
cuando Cristo se glorifica;
porque suya es la piedad.
Gracias Señor,
tú has cumplido
el propósito sanador.
Poderosa Gracia, que de ti he recibido.
Alabado sea
el Señor Jesucristo.
Y que en tu Gloria,vea
mi alma salva,con el corazón humillado y contrito.
Amén
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