La misericordia de Jesucristo,
nos infunde benevolencia:
si cumplimos el Evangelio,
con la máxima obediencia.
El hijo de Dios,
busca el fiel de la balanza;
para no andar errático,
y entrar por la puerta estrecha,como dice la sagrada enseñanza.
Fijar tu mirada, en los ojos del Señor,
es sentir al más santo,
con glorioso temblor y temor;
porque en su sabiduría hay juicio de facto.
En el no retorno,
tu vida es transparente ante el trono del Señor.
Que tu alma ocupe un lugar eterno,
ya no esta en tu mano, sino en la del poderoso Creador.
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