En la prueba, Jesucristo toco fondo,
no existe martirio mayor;
voluntariamente por Él asumido,
derramando su preciosa sangre por amor.
Cristo,con su grandeza de ánimo,
la tortura justificó:
perdonando al asesino,
que hasta el limite le humilló.
Jesús, en la soledad de la muerte,
al cielo clamó;
para encomendar su espíritu magnificente
al trono, que como único Dios,Él dejó.
Milagro fue su Resurrección.
Transfigurado a los impíos se apareció,
después de liberar a la Humanidad, por su Redención;
en la que nos dejó, la gran lección de ser hombre y a la vez Dios.
Amén.¡Aleluya!
No hay comentarios:
Publicar un comentario