- En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.
- Sí, Padre, porque así te agradó.
- Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre, y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.
- Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
- Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
- porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
- Oh mi Cristo, Tú guardaste a los irreprensibles siervos genuinos.
- Porque todos y cada uno ellos, oh Cristo Jesús, a tus benditos pies se postró.
- La manifestación de Dios en la Divinidad, es el Hijo del Hombre en la epifanía terrenal.
- Porque todos los que en el Sumo Redentor confían, son los que verazmente le han podido amar.
- Y de la muerte nos librará; porque en paz seremos acogidos en sus celestiales alas,
- para vivir imperecederamente, oh Rey de la gloria, en tu eterna morada.
- Paz de Cristo
lunes, 16 de septiembre de 2024
REGOCIJEMONOS DE LAS GENUINAS E INCONMENSURABLES BENDICIONES EN CRISTO
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario