NO EXISTE MAYOR GRACIA QUE PREDICAR LA SAGRADA PALABRA EN EL LUGAR DE TU VISITACIÓN, OH CRISTO

• Jesús, dijo: Si me amáis,  guardad mis mandamientos.
• Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre. 
• El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. 
• No os dejaré huerfanos; vendré a vosotros. 
• Todavía un poco, y el mundo no verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. 
• En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre,  y vosotros en mí, y yo en vosotros.
• El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. 
• Oh mi Cristo, nunca podrá ser tu siervo, el que da prevalencia a la prerrogativa mundana con espurios pensamientos. 
• Cíñete a lo espiritual, para pervivir eternamente. 
• Y es que, a tu fe Cristocéntrica, la sustentan los mimbres gloriosos.
• Celestial antítesis de los inicuamente perniciosos. 
• Porque a los que en mi nombre os reciban, a mi me recibiréis. 
• Y todos los caminos angostos,
• serán superados por los discípulos que habéis creido en el Santo de Israel. 
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• Oh Cristo Redentor, 
• Tú eres la única y perfecta verdad. 
• Y nadie ha dado más amor,
• para redimir a las hordas de iniquidad.
•          Paz de Cristo