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viernes, 28 de febrero de 2025

A LAS ESTATUAS DAN VIDA LOS SÉPTICOS IDOLATRAS, OH CRISTO

  • La Biblia enseña: Oid la palabra de Jehová ha hablado sobre vosotros, oh casa de Israel. 
  • Así dijo Jehová: No aprendáis el camino de las naciones, ni de las señales del cielo tengáis temor, aunque las naciones las teman. 
  • Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; porque leño del bosque cortaron, obra de manos de artífice con buril.
  • Con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo lo afirman para que no se mueva.
  • Derechos están como palmera, y no hablan; son llevados, porque no pueden andar. No tengáis temor de ellos, porque ni pueden hacer mal, ni para hacer bien tienen poder. 
  • No hay semejante a ti, oh Jehová; grande eres tú, y grande tu nombre en poderío. 
  • ¿Quién no te temerá, oh Rey de las naciones? Porque a ti es debido el temor; porque entre todos los sabios de las naciones y en todos sus reinos, no hay semejante a ti.
  • Todos se infatuarán y entontecerán. Enseñanza de vanidades es el leño.
  • Traerán plata batida de Tarsis y oro de Ufaz, obra del artífice, y de manos del fundidor; los vestirán de azul y de púrpura, obra de peritos es todo.
  • Mas Jehová es el Dios verdadero; él es Dios vivo y Rey eterno; a su ira tiembla la tierra, y las naciones no pueden sufrir su indignación. 
  • Les diréis así: Los dioses que  no hicieron los cielos ni la tierra, desaparecerán de la tierra y de debajo de los cielos. 
  • El que hizo la tierra con su poder, el que puso en orden el mundo con su saber, y extendió los cielos con su sabiduría;
  • a su voz se produce muchedumbre de aguas en el cielo, y hace subir las nubes de lo postrero de la tierra; hace los relámpagos con la lluvia, y saca el viento de sus depósitos. 
  • Todo hombre se embrutece, y le falta ciencia; se avergüenza de su ídolo todo fundidor, porque mentirosa es su obra de fundición, y no hay espíritu en ella. 
  • Vanidad son, obra vana; al tiempo de su castigo perecerán. 
  • No es así la porción de Jacob; porque él es el Hacedor de todo, e Israel es la vara de su heredad; Jehová de los ejércitos es su nombre. 
  • Oh mi Cristo, Tú eres el autor y consumador de la fe.
  • E inexpugnables son las espirituales fuerzas que os sustentan.
  • Sin embargo, el profano busca permanecer en la idolatría hasta el fin.
  • Y su idea es afirmar la estatua, para poder al fin lucirla. 
  • Hasta este errático punto se ve realizado el paganismo, para invariablemente creer.
  • Hay que decir, oh Santo de Israel, que solo en tu glorioso nombre hay Majestad y Señorío.
  • Pero lo funesto en las hordas idolátricas, es que irremisiblemente este será su letal fin.
  • Porque vivir en la sordidez del espíritu, obra en consonancia de su execrable empeño. 
  • Y es que el gran acontecimiento, es tener un ídolo engalanado de oro.
  • Ingente maleficio se atribuye el inicuo con esta abominación. 
  • Las miles de estatuas, sólo representan la impostura de los necios. 
  • La obra de lo cristianamente inaccesible, es lo que conlleva la alienación del que en el gran Dios, no se gloría;
  • porque la prodigiosa creación universal, no la atribuyen al Sumo Redentor, los que en su impostura están envilecidos.
  • Nada idolátrico obedece, sino al obscurantismo de una mente hasta el extremo vana.
  • Y únicamente con su inevitable muerte, las estatuas desaparecerán. 
  • Y la sana doctrina habitará en el corazón, de las almas que creyeren fervientemente en el Hijo del Hombre. 
  •          Paz de Cristo 

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