- La Biblia enseña: Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas;
- y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado.
- Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
- Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;
- no sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura.
- Porque ya sabéis, que aun después, deseando heredar la bendición fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas.
- Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar, y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad,
- al sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más,
- porque no podía soportar lo que se ordenaba: Si aun una bestia tocare el monte, será apedreada, o pasada con dardo;
- y tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y temblando;
- sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalen la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles,
- a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos los espíritus de los justos hechos perfectos,
- a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.
- Mirad que no desschéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecharamos al que amonesta desde los cielos.
- La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmover no solamente la tierra, sino también el cielo.
- Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles.
- Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos rectitud, y mediante ella sirvamos a Dios agrandándole con temor y reverencia;
- porque nuestro Dios es fuego consumidor.
- Oh mi Cristo, perseverar en la gloriosas sendas,
- es ser tu irreprensible siervo aprobado.
- Y nadie será salvo, oh gran Rey, sin profesarte un inmenso amor.
- Sin embargo, no habrá aprobados,
- en todo el que doctrinalmente no sea una nueva criatura,
- siendo un primoroso privilegio de las Sagrada Escrituras.
- A la única y perfecta verdad,
- sin oído espirituales no oirás,
- cuando Dios se ha pronunciado,
- y al pétreo corazón está exhortando.
- Porque de gracia recibida, son tus virtudes esenciales,
- para ser tus heraldos perfectos,
- oh Señor, dando testimonio de tu inconmensurable poder.
- Sea nuestra pureza la de los abnegados siervos.
- Y extrememos nuestro bíblico celo.
- En la fortaleza del Omnipotente, somos inexpugnables e invencibles.
- Y que nuestro grado de excelencia,
- sobreabunde en propiciar el Cristocéntrico amor.
- Paz de Cristo
martes, 18 de febrero de 2025
INELUDIBLE PARA LA SALVACIÓN ES TU INDELEBLE SANTIDAD EN CRISTO JESÚS
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