LA IMPIEDAD, FATAL CONSTANTE EN LA CONDENACIÓN DEL SER HUMANO, OH CRISTO

• La Biblia enseña: Y aconteció que al cabo de los siete días vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 
• Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; oirás, pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte. 
• Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares ni le hablares, para que  el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano. 
• Pero si tú amonestares al impío y él no se convirtiere de su impiedad y de su mal camino, él morirá por su maldad, pero tú habrás librado tu alma. 
• Si el justo se apartare de su justicia e hiciere maldad, y pusiere yo tropiezo delante de él, él morirá, porque tú no le amonestaste; en su pecado morirá, y sus justicias que había hecho no vendrán en memoria; pero su sangre demandaré de tu mano. 
• Pero si al justo amonestares para que no peque, y no pecare, de cierto vivirá, porque fue amonestado; y tú habrás librado tu alma. 
• Oh mi Cristo, la bendición de lo alto es provisión de gracia para tu auténtico siervo.
• Y porque la Sagrada Palabra nunca volverá vacía; habrás de ser con el pecador implacable. 
• Porque la desidia en tu pusilánime amonestación, te será por el Señor demandado.
• Sin embargo, si tú inquirieras en su errático destino, él no recibirá clemencia del cielo, pero tú disposición habra sido recta y santa.
• El hijo de Dios que por causa del pecado se extraviare; y tú no le hubieres debidamente adoctrinado, por su iniquidad perecerá; pero tú habrás vanalizado de forma negligente lo profano. 
• Verbigracia, si hubieres atado del que pudiere pecar hasta el último cabo, tendrás constancia de que vive; y tú recibirás del Soberano Redentor, su celestial aquiescencia. 
•             Paz de Cristo