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lunes, 17 de febrero de 2025

AMAD EN EL AMOR DE CRISTO JESÚS

  • La Biblia enseña: Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios.
  • El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.
  • En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.
  • En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. 
  • Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. 
  • Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en  nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros. 
  • En esto reconocemos que permanecemos en él, en que nos ha dado de su Espíritu. 
  • Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo,  el Salvador del mundo.
  • Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.
  • Y nosotros hemos conocido y creido el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. 
  • En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo.
  • En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.
  • Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. 
  • Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso.  Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?
  • Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano. 
  • Oh mi Cristo, en la cruz del Calvario hiciste la perfecta obra de amor para los siervos que en tu glorioso nombre ha sido santificados. 
  • Únicamente estos son los irrepensibles discípulos del Sumo Redentor.
  • Tú, oh Señor, eres el autor y consumador de la fe.
  • Y tus genuinos hijos, de gracia son los únicos dignos y bienaventurados. 
  • El atalaya se hace fuerte entre los doctrinalmente abnegados, siendo fiel a los bíblicos preceptos. 
  • Al ser por el Hijo del Hombre, perfeccionado por sus designios.
  • Es tu presencia, oh Soberano Señor Jesucristo, 
  • la que provee salvación a los que a los que estaban inmersos en el ignominioso espíritu moribundo.
  • No serán partícipes de la celestial gloria, sino los indefectiblemente consagrados. 
  • Porque sus obedientes pasos han sido por fe y para fe.
  • Y es que, renunció de forma indubitable a lo erraticamente nauseabundo. 
  • Oh Santo de Israel, Tú eres mi único Salvador. 
  • Oh Sumo Alfarero, 
  • es tu sobrenatural rueda, la que como un nuevo vaso nos bendijo.
  • Porque con tu sublime galardón, oh Señor, moraremos contigo en el paraíso.
  •            Paz de Cristo 

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