De la Palabra, has de ser hacedor:
no es tu voluntad,
sino la del Señor
obrando en su deidad.
El propósito de Cristo,
contiene un requerimiento,
que solo Él ha visto
en sagrados documentos.
No hay duda si en Cristo estás,
que como no vence al junco el viento,
tu ante el Señor te humillaras;
siendo el siervo fiel, que no abatió el Mundo en su impedimento.
La victoria no se hace esperar,
cuando vives la alegría en Dios;
y puedes en el amar,
con su misma sed de amor.
Amén.
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