Errantes vagan las almas
sin norte en sus deseos,
sofocando las llamas
de horizontes inciertos.
En Cristo viertes lagrimas
clamando su perdón:
sentimiento en tus plegarias
de un contrito corazón.
Sigue al Altísimo,
con su regla de oro:
y ama a tu prójimo;
porque hermano,tú eres el otro.
La gran dificultad
es buscar el calzado digno,
y el vestido de felicidad;
que solo existe en el glorioso camino,cuyo nombre es Jesucristo.
Amén.
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