El espíritu busca el romanticismo
de la vida,
si lo encuentras en ti mismo,
la felicidad está bien ceñida.
Eres un todo en Jesucristo,
con un final,
que es Gloria del Altísimo,
en un principio Santo y Celestial.
En el infinito se pierde la mirada,
buscando la santidad,
que nos es dada,
por Cristo, en su espiritualidad.
Gracias Señor por tu presencia:
nos amaste de tal manera,
que en la excelencia
descansa, para siempre tu promesa.
Amén.
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