Oh Cristo, tu amor,
asido está a mi vida eterna.
Oh Todopoderoso Redentor,
ser salvo en tu Nombre, es la gloriosa buena nueva.
Oh Cristo Jesús, aunque para siempre es tu misericordia,
el que no cree en ti, oh Rey de la gloria, ya ha sido condenado.
Tu majestuosa presencia, cada bendito día,
es la que me hace bienaventurado.
Oh Señor Jesucristo, con excelso amor,
concebiste la prodigiosa creación.
Cuan milagroso, es en la rosa su fragante olor,
que purifica el pensamiento y las intenciones del corazón.
Oh Fiel y Verdadero, sublime misterio es tu arquitectura, oh gloria,
de mi salvación.
Aun el inconmensurable merito del alma de excelencia,
no hollará el sagrado monte de Sión.
Oh Alfa y Omega, en la concavidad de tu excelsa diestra,
cabe el universo.
Eres, oh Formador, el primero y el último, que la eternidad habita.
Y solo salvarás al adorador, que creyó en espíritu y en verdad la Sagrada Palabra, vínculo de amor eterno a tu santo verso.
Paz de Cristo
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