Oh Cristo, tus alas santas elevan
el clamor de mi oración.
Y el eterno cielo incensan,
con loor de bendición.
Oh Cristo Jesús, la plegaria torrencial,
impregna de santidad el alma.
Se derrama provisión celestial,
cuando el corazón ora y se quebranta.
Oh Señor Jesucristo, he proclamado una hora de oración,
para dar gloria a tu santo Nombre.
Te he ofrendado toda mi adoracion;
y, oh Rey de la gloria, mis anhelos dejé a tus pies, que es el lugar más alto para poder santificarme.
Oh Señor de señores, sé que fue escuchado
mi clamor.
El viento bienaventurado,
hizo viajar hasta el trono de la gracia el refulgente amor.
Oh Señor Omnipotente, a los que te aman,
todas las cosas les ayudan a bien.
Las almas de tu Iglesia amada, con ilimitada fe confían,
en que por las fragantes oraciones de su contrito y humillado corazón, serán arrebatadas, oh Salvador, a la moradora y eterna Jerusalén.
Paz de Cristo
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