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viernes, 5 de marzo de 2021

EL AMOR, GLORIA EN CRISTO

  • Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; y el que me ve, ve al que me envió. 
  • Yo la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas. 
  • Desde tiempos ignotos, el ser humano en su sordidez se sumió,
  • para dar absoluta relevancia a sus inmundas vanaglorias.

  • La Biblia dice: Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios.
  • El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.
  • Glorifícate, oh Señor, en el abismo de los perdidos,
  • que viven erráticos al desoír la gloria de tu loor.

  • La Biblia enseña: El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. 
  • Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 
  • Oh Cristo Jesús, el gran anhelo de tus siervos es ver tu rostro en la eternidad,
  • por ser ésta la mayor gloria. 

  • La Biblia exhorta: Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. 
  • Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. 
  • Porque la sobrenatural excelencia de la que podéis gloriaros,
  • es ver escritos vuestros nombres en el cielo.

  • La Biblia constata: El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.
  • Y él mismo constituyó a unos apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.
  • En la Palabra del Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo hemos de poner el máximo celo,
  • para cada segundo de nuestra vida, dar la honra y la gloria al Sumo Redentor. 
  •                      Paz de Cristo 

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