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miércoles, 29 de mayo de 2024

EL ESCARNIO DEL PROFANO HACE DESDÉN DE LA PRECIOSA SANGRE DERRAMADA EN LA CRUZ DEL CALVARIO POR EL TODOPODEROSO SEÑOR Y SALVADOR JESUCRISTO

  • La Biblia dice: Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, 
  • completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.
  • Nada hagais por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;
  • no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.
  • Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 
  • el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 
  • sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 
  • y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
  • Por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 
  • para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;
  • y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para la gloria de Dios Padre.
  • Oh mi Cristo, tu gozo es nuestra inconmensurable fortaleza, 
  • y no nos es concebible mayor honra.
  • Y es tu bendición, oh Altísimo, 
  • la que de gracia revierte en todos nosotros.
  • Y del mismo cielo bajó la Deidad humana de su bendita plenitud.
  • Y haciendo caso omiso de ser Dios, optó por postrarse, para dar el pago con su sagrada sangre,
  • asumiendo el perverso mal de la humanidad, con sus grandiosas bendiciones;
  • para que resplandeciese la única y verdadera luz.
  • Oh Hijo del Hombre, 
  • a toda la humanidad ofrendaste tu gracia excelsa,
  • para reconocimiento del que todo abre y ninguno cierra, y del que todo cierra y ninguno abre.

  • Oh Santo de Israel, 
  • ¿es tal tu gloriosa paciencia, para esperar sine díe el arrepentimiento de la inicua humanidad?
  • Sabemos que Tú, oh Señor, eres el autor y consumador de la fe. 
  • Y que para siempre es tu misericordia, derramando desde el eterno santuario la única y perfecta verdad. 
  • Porque, oh Señor, tu Espíritu es el que indefectiblemente al arrepentido ve.

  • Oh Eterno, 
  • Tú únicamente abrirás,
  • la gloriosa puerta del cielo, 
  • al que se ha negado a sí mismo, para dar su vida por los demás. 
  •           Paz de Cristo 

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