PRESERVARÁS TU VIDA DE ETERNA GLORIA, SI CREYERES EN EL TODOPODEROSO SEÑOR Y SALVADOR JESUCRISTO

• La Biblia enseña: Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna. 
• Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y él Señor para el cuerpo.
• Y Dios, que levantó al Señor, también a nosotros nos levantará con su poder.
• ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? De ningun modo.
• ¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice:Los dos serán una sola carne.
• Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.
• Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.
• ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
• Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
• Oh mi Cristo, en tu gloria, la santidad se constituye en una insoslayable condición que nos es propia.
• Y toda tu espiritualidad se frustra, cuando por tu indolencia te conviertes en un miserable fornicario. 
• Porque tu envilecimiento, se traduce en un claro antagonismo para la solicitud de en Cristo Jesús creer.
• El que no guarda los preceptos bíblicos, pasa a estar inmerso en el obscuro pozo cenagoso.
• Porque la unión sexual fuera del matrimonio es anatema bíblicamente.
• Y es que en Cristo: tus ojos ya no ven, tienes que ver por fe.
• Porque el que osa fornicar, a su espíritu, alma y cuerpo letalmente involucra.
• Tu cuerpo, en Cristo, es templo del Espíritu Santo. Y esto tan sublime nos lo ha dado Dios, para en Él sentirnos gozosos.
• Nada que no sea vivir en el Espíritu, nos hará en el Señor ser sus inmarcesibles siervos consagrados.
•              Paz de Cristo