- Hijo mío, guarda mis razones, y atesora contigo mis mandamientos.
- Guarda mis mandamientos y vivirás, y mi ley como las niñas de tus ojos.
- Lígalos a tus dedos; escribe en la tabla de tu corazón.
- Di a la sabiduría: Tú eres mi hermana, y a la inteligencia llama parienta;
- para que te guarden de la mujer ajena, y de la extraña que ablanda sus palabras.
- Porque mirando yo por la ventana de mi casa, por mi celosía,
- vi entre los simples, consideré entre los jóvenes, a un joven falto de entendimiento,
- el cual pasaba por la calle, junto a la esquina, e iba camino a la casa de ella,
- a la tarde del día, cuando ya oscurecía, en la obscuridad y tinieblas de la noche.
- Oh mi Cristo, siempre obraré en consonancia de tus bíblicos preceptos.
- Porque en la perfecta pureza, se soslayan todos los terrenales antojos.
- Y habrás de cincelarlos en el alma, con el virtuosismo de su optima sazón.
- No busques nunca el pernicioso recurso de la apariencia;
- porque al perverso obscurantismo te someterás.
- Y es que, el conciliabulo con la hipocresía,
- será un oprobio con el celestial sustento,
- que sólo se edifica en una causa bella,
- antítesis de lo que pudiere acontecer en un tétrico horizonte.
- Paz de Cristo
viernes, 25 de abril de 2025
PROVERBIOS 7:1-9 EN CRISTO
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