- Cuando he aquí, una mujer le sale al encuentro, con atavío de ramera y astuta de corazón.
- Alborotadora y rencillosa, sus pies no pueden estar en casa;
- unas veces está en la calle, otras veces en las plazas, acechando por todas las esquinas.
- Se asió de él, y le besó. Con semblante descarado le dijo:
- Sacrificios de paz había prometido, hoy he pagado mis votos;
- por tanto, he salido a encontrarte, buscando diligentemente tu rostro, y te he hallado.
- He adornado mi cama con colchas recamadas con cordoncillo de Egipto;
- he perfumado mi cámara con mirra, áloes y canela.
- Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana; alegrémonos de amores.
- Porque el marido no está en casa; se ha ido a un largo viaje.
- La bolsa del dinero llevó en su mano; el día señalado volverá a su casa.
- Oh mi Cristo, la reincidencia es palmaria en el imaginario pecaminoso de la fornicación.
- Y es que, la humana concupiscencia su antesala,
- al perseguirnos con los oprobios e inquinas.
- Porque inconmensurable es el letal proposito:
- Son tus enredos voluptuosos;
- el colmo de mi pernicioso pecado.
- ¿No podré deshacerme de este vil destino?
- Porque la perversa obscuridad del alma te anhela.
- Tus requerimientos son seductores.
- Sólo la providencia podrá evitar este enajenado abordaje.
- Y la antítesis de la santidad, puede poner tierra de por medio en está inicua causa.
- Paz de Cristo
sábado, 26 de abril de 2025
PROVERBIOS 7:10-20 EN CRISTO
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