Oh Cristo, el privilegio de amarte,
nos ayuda, sin tiempo acotado, en la ilimitada Vida.
Sé exultante;
porque en el Señor, tienes la predestinación bendecida.
Oh Cristo Jesús, la Excelencia de tu bondad,
has dispuesto en nuestro corazón.
Nada nos privará de la Eternidad.
¿Donde está, oh muerte, tu aguijón?.
¿Habrá algo imposible para Cristo?
Él murió y resucitó por toda la Humanidad.
Derramó sobre toda carne su Santo Espíritu,
para que sus hijos gustasen de la Verdad.
Siempre hemos sido perseguidos por su Nombre;
pero tu poder se perfecciona en nuestra debilidad.
Somos más que vencedores,
con su desmesurada piedad.
La distancia, no nos separará, oh Señor,
de la excelsa Diestra.
Con tu Santísima presencia avivas nuestro amor,
que del Cielo es Sagrada preeminencia.
Paz de Cristo
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