El misterio de la Salvación,
nos ha sido revelado en el Nombre de Jesús.
Expiró Cristo en la cruz, y se rasgó el Velo del Templo.Nuestra alma se postró en el Lugar Santísimo, invocándote el perdón.
Oh Señor Resucitado, en el Universo se manifestó tu Exaltación Todopoderosa con Sagrada y Eterna Luz.
Oh Cristo Jesús, al ser humano de espíritu malvado,
le lleva la corriente impetuosa de la cobardía, mentira, contienda, fornicación, iniquidad y destrucción.
El río cenagoso que le anega con su hedor despiadado,
es un presagio tenebroso de su condenación.
Oh Señor Jesucristo, estamos en el pozo de la desesperación,
vislumbrando la esperanza.
Sobre tus hijos has derramado el perdón.
Sabemos que la fe es la convicción
de lo que no se ve, y en su espera tenemos certísima confianza.
Oh Rey de reyes, el conocimiento de la Palabra,
es dada por la Unción del Santo Espíritu.
Guárdate en su bienaventuranza;
porque no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta,
el Señor Jesucristo.
Oh Señor de señores, tu Omnipotencia, Omnisciencia y Omnipresencia
son el gozo de nuestra fortaleza.
No hagas desdén con tu indiferencia;
porque has de perseverar hasta el fin, para alcanzar la Vida postrera.
Oh Sumo Hacedor, te muestras inconnivente
con todos los mentirosos;
y seran arrojados al lago de fuego y azufre.
Las obscuras fortalezas fueron sus testimonios,
al dejar en el mundo las inicuas huellas de su maléfico linaje.
Oh Redentor, en tu Excelencia,
no ha lugar la mediocridad.
Fríos o calientes, sin tibieza,
han de ser los salvos que traspasen el umbral de la Eternidad.
Oh Fiel y Verdadero, al incircunciso purificaste la actitud no redimida.
La Circuncisión de la Palabra, le hizo tu adorador sumiso;
y de Tierra Nueva y Cielo Nuevo será su Eterna Vida.
Paz de Cristo
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