El fariseismo hipócrita, oh Cristo,
nos conduce a la duda.
La Verdad del Santo Espíritu,
nada desdora.
La indolencia en el Señor,
nos relega a la necedad del espiritu.
Desdibujar su amor,
es desposeernos del quebrantamiento a los pies del más bendito.
La duda,
manifiesta, oh Señor, una fe fragil.
Destierra la altivez inmunda,
que es la antítesis del siervo despojado de la pátina estéril.
La certeza de lo que se espera,
ha de ser el exponente real de la Fe.
Esconderse en la indiferencia,
Oh Señor de señores, obvia tu Omnipotencia per se.
Las tinieblas,
te sumen en la extrema indolencia.
Oh Rey de reyes, del Cordero son las bodas,
y todos hemos sido invitados a su Salvación Eterna.
Paz de Cristo
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