Oh Cristo, no optaré por silenciar
tu Evangelio;
siempre lo he de anunciar,
es el poder sobrenatural del misterio Eterno.
Oh Cristo Jesús , ¿A quien enviarás con tu omnisciente pensamiento?
Tu siervo genuino responde con firmeza: ¡Heme aquí, envíame a mí!
Predicar la Palabra es mi mayor desvelo,
para ser el día postrero, salvo al fin.
Oh Señor de señores, con tu Santo Espíritu
proclamamos la Verdad.
Oh Todopoderoso Jesucristo,
en tu Nombre se manifiesta la Eternidad.
Oh Rey de reyes, tus hechos
llevan el sello del milagro.
Para ser dignos discípulos,
hemos de hablar y no callar de tu Sagrado Santuario.
Oh Redentor, profetiza al valle de lo huesos secos;
y se erguirán en seres salvos, oh Señor, con tu bendición.
Ya no serán por las tinieblas sojuzgados,
su corazón ha vuelto a latir, con la Santa Unción.
Oh Salvdor, nos postramos a tus pies,
para ser purificados por tu fuego Santo.
Avívanos la fe;
y hasta lo último de la Tierra, predicaremos la doctrina de Unicidad, como un solo heraldo.
Paz de Cristo
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