Oh Cristo, la Shekina nos guarda
en la invisibilidad de lo alto, y en la obscura sima de lo profundo.
Cumple su Palabra, alma bienaventurada;
y tendrá provision el corazón, del maná que Santifica el mundo.
Oh Cristo Jesús, el milagro se extendió
por toda la Tierra.
De tu poder, el mar se escondió.
Y el caudaloso río, lo secó tu excelsa Diestra.
Oh Señor Jesucristo, nos acogiste en el Santo resplandor
de tu presencia.
Y hasta el tercer Cielo se elevó el altar de amor,
para ser asidos por tu Vida Eterna.
Oh Rey de reyes, edificados en la Roca,
no seremos conmovidos.
Oh Señor, el inconmesurable estruendo que profiere tu Sagrada boca,
vuelve rectilineos todos los caminos.
Oh Señor de señores, no hay sueño humano,
que defina tu Gloria.
Oh Redentor, en ti vivo confiado.
Revélame el Espíritu de tu Palabra,
y veré tu perfecta Victoria.
Oh Salvador, tu gozo es nuestra fortaleza,
en la exultante alabanza.
Sublime es tu presencia,
en la llama inextinguible de la Santísima zarza.
Paz de Cristo
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