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miércoles, 1 de marzo de 2023

EL ÚNICO QUE ARMONIZAS MI VIDA ERES TÚ, OH CRISTO

  • La Bibia dice: Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. 
  • Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. 
  • Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos. 
  • Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios. 
  • Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto;
  • en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incredulos, para que no les respladezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. 
  • Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús. 
  • Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. 
  • Oh mi Cristo, ¿fuera de tu santo nombre existe alguna verdad?
  • Y asidos a tu amor,
  • oh gran Dios, te adoramos.
  • Y somos tus genuinos siervos, 
  • los que pretendemos no dejar ningún cabo suelto,
  • para ser discípulos consagrados. 
  • Y ver en tu majestuosa luz,
  • la presencia de Santo Espíritu. 

  • Oh Cristo Redentor, 
  • en tu muerte, y muerte de cruz, creímos en el Cordero inmolado de santidad pura.
  • Pero se producen en tu iglesia deslices del desamor, 
  • debido a la farisaica impostura.

  • Oh Santo de Israel, 
  • en tu ministerio público los innumerables milagros se sucedieron, quitándole Tú importancia a tan gloriosa nanifestación.
  • Sin embargo, ahora la falta de fe,
  • nos ha llevado a negarnos el piadoso perdón.

  • Oh Señor de Señores, 
  • la tiniebla egolátrica ha derivado en impostura,  por acción o por omisión. 
  • Y en tus misericordias y favores, 
  • oh Rey de la gloria, no apreciamos el punto de sazón. 

  • Oh Cristo Jesús, 
  • de gracia hemos sido librados de la muerte irreversible. 
  • Pero nuestra necedad obstaculiza, oh Señor, a tu admirable luz,
  • para que nuestro cotidiano hecho, sea en el nombre que es sobre todo nombre, de justicia irreprensible. 
  •              Paz de Cristo 

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