- Me volví y vi todas las violencias que se hacen debajo del sol; y he aquí las lágrimas de los oprimidos, sin tener quien los consuele; y la fuerza estaba en la mano de sus opresores, y para ellos no había consolador.
- Y alabe yo a los finados, los que ya murieron, más que a los vivientes, los que viven todavía.
- Oh mi Cristo, asignaste al mundo tu excelso amor;
- a una generación que en precario sobrevivía.
- Y tuve por más feliz que unos y otros al que no ha sido aún, que no ha visto las malas obras que debajo del sol se hacen.
- He visto asimismo que todo trabajo y toda excelencia de obras despierta la envidia del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.
- Oh mi Cristo, tus auténticos siervos subyacen,
- con la gloriosa revelacion del Sagrado Escrito.
- El necio cruza sus manos y come su misma carne.
- Más vale un puño lleno con descanso, que ambos puños llenos con trabajo y aflicción de espíritu.
- Oh Santo, no existe vida tan infame,
- sino cuando se ve inmersa en el abismo del prejuicio.
- Yo me volví otra vez, y vi vanidad debajo del sol.
- Está un hombre solo y sin sucesor, que no tiene hijo ni hermano; pero nunca cesa de trabajar, ni sus ojos se sacian de sus riquezas, ni se pregunta: ¿Para quién trabajo yo, y defraudo mi alma del bien? También esto es vanidad, y duro trabajo.
- Oh Eterno,
- en lo espiritual de lo espiritual, se fudamenta el celestial tajo.
- Paz de Cristo
viernes, 1 de marzo de 2024
ECLESIASTÉS 4:1,2 EN CRISTO
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